Hay algo que me he ido dando cuenta con el paso del tiempo, y es que cuando hay un motivo concreto e identificado detrás de lo que hago, todo tiene mucho más sentido.
Cuando tengo claro por qué hago lo que hago las ideas que tengo para lograrlo son mucho más claras, con mucho más empaque que cuando no tengo muy claro por qué hago lo que hago y no sé qué es realmente lo que quiero conseguir con ello.
Hace un tiempo ya Simon Sinek escribió un libro muy conocido pero puede que un poco menos leído: Empieza con el porqué (Start with why).
Es un libro que realmente hacía mucho que escuchaba hablar de él, me había llegado por diferentes vías y no me imaginaba que me iba a impactar tanto.
Si por ejemplo nuestro objetivo es ayudar a las personas que quieren emprender su negocio, tenemos muchísimas maneras de hacerlo.
- Cursos de cómo empezar
- Formaciones concretas sobre aspectos puntuales
- Acompañamiento tanto legal, como emocional, mentoring…
- Ofrecer un espacio de trabajo (coworking)
- Contenidos relacionados
- Etc..
Si te fijas, de repente hay un montón de posibilidades, mientras que si lo que queremos es “vender cursos” y ya está perdemos una gran oportunidad de ayudar a los demás, pero a la vez el porqué lo hacemos queda difuso e incluso un poco hueco.
Cuando nos mueve un motivo real y concreto, y nos lo creemos claro, la fuerza que transmite el proyecto es mucho más grande:
- “Ok, esta persona me quiere vender esta propuesta porque realmente lo que quiere es ayudarme”.
La gente que logra sus propósitos es por qué hay un auténtico porqué detrás, hay una razón fuerte, arraigada que le da sentido a casa una de las acciones que lleva a cabo, que da sentido a las acciones que puedan venir.
De alguna manera tener claro tu porqué te ofrece empaque a tu empresa.
Y esto cobra mucho sentido cuando a través de nuestra propuesta queremos solucionar un problema.
Hay una pequeña diferencia entre querer solucionar un problema y querer ganar dinero con un problema:
- Cuando quiero solucionar un problema determinado, me preocupo por él de manera auténtica, investigo, pregunto, mejoro mi propuesta, etc.
- Sin embargo, si no es así, saco una solución y pretendo facturar a través de ella y poco más (aunque a veces haya investigación del problema en cuestión).
En cualquier caso, lo importante es la esencia que hay tras las propuestas que realizamos. Estoy segura que si ahora mismo te preguntase porqué haces lo que haces, igual estarías un rato pensando y tarde o temprano empezarías a conectar cables, hacer “clics” y de repente todo cobrará mucho más sentido.
Los pasos que tengas que dar, los verás más claro, lo que tengas que dejar de hacer empezarás a planteártelo, cuando obras con sentido, todo tiene mucho más empaque.
Así que dime, ¿cuál es tu porqué?